Por medio de materiales que son bastante comunes y de los que podemos disponer en casa, podemos crear un imán. Para ello, necesitaremos una pila de petaca, un tornillo, un cable y algún objeto metálico como un clip.
Empezamos enrollando el cable alrededor del tornillo, de forma que el cable quede lo más pegado posible al tornillo y que esté bien pegado entre sí. Se quita el recubrimiento de los extremos del cable y se ponen en contacto con los bornes de la pila. Si ambos extremos están tocando los dos bornes, se formará un circuito cerrado, haciendo que la electricidad pase y que aparezca un campo magnético, que es el responsable de que los clips sean atraídos.
Esto ocurre ya que al estar enrollado el cable a lo largo del tornillo, se forma un solenoide, comúnmente conocido como bobina, y al conducir la corriente de la pila por el cable, el campo magnético se concentra en el tornillo haciendo que obtengan las propiedades de un imán.
Si se deja el cable conectado mucho tiempo a la pila, ésta empezará a calentarse debido al paso de la corriente. Esto sucede por el efecto Joule, el cual dice que al encontrarse las partículas de la corriente en movimiento y las del tornillo en estado de reposo, al chocar unas con otras se genera calor, que irá aumentando conforme pase el tiempo.